¿Sientes molestias en el codo o brazo?Identifica tu lesión
Lesiones codo y brazo
Artrosis
Lesiones óseas
La artrosis es una enfermedad degenerativa que, con el paso del tiempo y los movimientos repetitivos, provoca que se desgaste el cartílago que sirve de “almohadilla” entre los huesos.
Este desgaste puede manifestarse con sintomas como el dolor, la inflamación, el hormigueo, la dificultad para doblar el codo y la deformidad en la articulación.
Esta patología se da con más frecuencia entre los hombres que entre las mujeres y aunque es posible que aparezca en jóvenes, es más habitual en adultos por encima de los 45 años.
Una vez diagnosticada la enfermedad se valorará cual es el tratamiento adecuado: antiinflamatorios, corticoides, fisioterapia o cirugía.
Bursitis
Lesiones de partes blandas
En todas las articulaciones hay unas bolsas –bursas– que contienen líquido y que tienen como función la amortiguación de golpes o fricciones entre huesos y tendones.
Cuando la bursa del codo se inflama, se llena de líquido y duele, se produce lo que conocemos como bursitis de codo.
Un golpe, el apoyo continuado sobre los codos, una infección, la artritis reumatoide o la gota pueden ser culpables de provocar esta patología, cuyos síntomas pueden ser el dolor y la sensibilidad en la articulación, la inflamación de la zona posterior del codo, la dificultad para moverlo e incluso la aparición de fiebre.
En lo que se refiere a su tratamiento, será el médico el que valore cual es el más adecuado, indicándole si debe hacer reposo, tomar medicamentos antiinflamatorios o analgésicos, si es necesario drenar el líquido excedente, unas sesiones de fisioterapia o emplear la cirugía.
Epicondilitis (codo de tenista)
Lesiones de partes blandas
La epicondilitis o “codo de tenista” es una lesión que se produce por la realización de movimientos repetitivos y aunque lleve su nombre, no es exclusiva de los habituales de este deporte.
La práctica de otros deportes, o la realización de actividades que requieran movimientos de extensión de la muñeca o giro del antebrazo de forma continuada, pueden motivar la aparición de molestias.
Se trata de un dolor en la cara externa del codo, no demasiado intenso, pero que puede convertir en difíciles algunos gestos sencillos y cotidianos, como abrir un grifo o servir agua de una jarra.
Una simple exploración por parte del médico suele ser suficiente para diagnosticar la epicondilitis pero, en algunos casos, se puede necesitar la realización de pruebas radiológicas para confirmar la lesión.
El tratamiento inicial será a base de reposo y antiinflamatorios para, posteriormente, seguir un programa rehabilitador pautado por el doctor.
En muchas ocasiones pueden estar indicadas las infiltraciones en el epicóndilo y si no resultase efectivo ningún tratamiento conservador, será necesaria la cirugía.
Epitrocleitis
Lesiones de partes blandas
Mucho menos frecuente que la epicondilitis o “codo de tenista”, la epitrocleítis es conocida también como “codo del golfista”.
Se trata de un dolor que aparece en la cara interna del codo, debido a la inflamación –y posterior degeneración– de la región músculo-tendinosa de la articulación del codo. Este dolor puede extenderse hacia el antebrazo y la presión en el pico del hueso resulta dolorosa.
La epitrocleítis puede aparecer en deportistas o trabajadores manuales que realicen movimientos de mano, muñeca y antebrazo de forma repetitiva y en la misma medida en hombres que en mujeres.
Con la exploración clínica suele ser suficiente para que el traumatólogo realice un diagnóstico aunque, en ocasiones, se puedan hacer otro tipo de pruebas radiológicas para confirmar o descartar otras posibilidades.
El tratamiento será a base de antiinflamatorios, reposo y rehabilitación de la articulación. En ocasiones se recurrirá a las infiltraciones en el codo.
Esguinces
Lesiones de partes blandas
Los ligamentos están formados por unas fibras fuertes y muy flexibles que rodean las articulaciones y sujetan los huesos.
Si estos ligamentos del codo se estiran o desgarran por una torcedura, una caída o un golpe, la articulación pierde su estabilidad y se produce lo que llamamos esguince de codo.
Los síntomas comprenden dolor, inflamación, hematomas e impotencia funcional
Según su gravedad, pueden ser de tres tipos:
– Grado 1: los ligamentos se estiran mucho, pero no llegan a romperse.
– Grado 2: se rompen parcialmente y la inestabilidad es moderada.
– Grado 3: los ligamentos se han roto completamente, provocando una inestabilidad completa.
Después de una exploración por parte del traumatólogo y la realización de las pruebas diagnósticas necesarias, se determinará su gravedad y se tratará con analgésicos, antiinflamatorios, inmovilización parcial activa o, si fuera necesario, con cirugía.
Si los esguinces no se tratan y se solucionan adecuadamente, se pueden convertir en crónicos y crear serios problemas con el paso del tiempo.
Fracturas
Lesiones óseas
El húmero, el radio y el cúbito son los nombres que tienen los huesos que forman la articulación del codo. La fractura del codo se produce cuando uno o varios de ellos se rompen.
Generalmente son las caídas o golpes fuertes –fortuitos, producto de accidentes, de prácticas deportivas…– los que ocasionan este tipo de fracturas, aunque enfermedades como la osteoporosis también pueden provocar estas lesiones.
Al estar formada por tres huesos, las fracturas pueden ser de muchos tipos y cada una de ellas necesitará un tratamiento diferente, si bien todas cursarán con dolor, inflamación, derrames, pérdida de fuerza y dificultad o incapacidad para mover la articulación.
Una vez que el traumatólogo haya realizado un reconocimiento y las pruebas radiológicas necesarias, determinará el tipo de fractura de que se trata y el tratamiento más adecuado para cada una que, en determinados casos, puede hacer necesario el paso por el quirófano.
Luxaciones
Lesiones óseas
Cuando el húmero se “desencaja” del cúbito y el radio es cuando decimos que se ha producido una luxación de codo.
Es muy frecuente que la causa de esta lesión sean los golpes sufridos durante la práctica deportiva (gimnasia, patinaje, judo, ciclismo…) ya que las caídas con el codo extendido –bien sobre la mano o de espaldas– suelen provocar una luxación. Por este motivo, es una patología habitual en adolescentes y adultos jóvenes.
Las personas con hiperlaxitud u otras patologías de los tejidos pueden resultar más propensos a ellas.
Además de dolor, inflamación, deformidad de la articulación e imposibilidad para moverla, en algunas ocasiones se pueden ver afectados arterias y nervios, por lo que se deberá acudir a un médico lo antes posible y no dejar que nadie manipule el codo “para ponerlo en su sitio”.
Reumatismos
Lesiones óseas
Haciendo una definición simple, genéricamente se denomina reumatismo a los procesos que cursan con dolor y deformidad en el sistema músculo esquelético.
No está claro cual es la causa de la aparición de la artritis reumatoide, pero se cree que puede tener un origen genético, y suele afectar en mayor medida las mujeres que a los hombres.
El síntoma principal es el dolor y la inflamación que resulta claramente visible, pero estos síntomas pueden venir acompañados de la aparición de abultamientos duros (nódulos), derrame del líquido sinovial y rigidez en la articulación.
No hay que olvidar que se trata de una enfermedad articular que también afecta a las estructuras exteriores (como tendones y músculos), por lo que su tratamiento será diferente en cada caso, desde la rehabilitación hasta la medicación oral, las infiltraciones o la cirugía.
Tendinitis del biceps
Lesiones de partes blandas
El bíceps es el músculo de la parte superior del brazo y está unido al codo por medio del tendón distal. Si este tendón se inflama, se producirá lo que conocemos como tendinitis del bíceps.
El uso excesivo del tendón, debido a la realización continuada o excesiva de movimientos repetitivos, da lugar a esta inflamación que provoca dolor y rigidez, dificultando la realización de algunos movimientos.
Seguramente una sencilla exploración por parte del médico sea suficiente para diagnosticar la lesión pero, en algunos casos, también se recurrirá a pruebas radiológicas.
Naturalmente será el traumatólogo quién señale el tratamiento a seguir por cada paciente pero, en general, se recomendarán antiinflamatorios, reposo y rehabilitación.