¿Sufres de Dolor de Espalda por Contractura?
Una contractura no es una lesión grave, pero sí molesta y que nos puede impedir realizar determinados gestos con normalidad y sin dolor, por lo que conviene saber identificarlas, diferenciarlas de otros problemas, seguir unas sencillas pautas para minimizar sus efectos y ponerse en manos de un especialista en Osteopatía si queremos acortar los tiempos de recuperación, que, en condiciones normales, pueden oscilar entre una y dos semanas dependiendo de la gravedad de la misma.
Tipos de contracturas musculares
Dentro de las contracturas musculares se puede distinguir entre las originadas durante el esfuerzo físico o las que aparecen con posterioridad a este, y las residuales, que acompañan a otra lesión.
- Durante un esfuerzo. Al realizar cualquier ejercicio físico el organismo metaboliza sustancias activas para producir el movimiento. Este proceso origina que esas sustancias activas se transformen en sustancias de desecho o inactivas, los metabolitos. Cuando el esfuerzo es elevado, ya sea por la dureza del ejercicio, o por la falta de entrenamiento, el organismo es incapaz de depurar estos metabolitos a través del torrente sanguíneo, que se acumulan y generar dolor e inflamación.
- Posterior al esfuerzo. En este caso, la lesión aparece por la incapacidad del músculo de volver a su estado de reposo. En ocasiones, después de un ejercicio intenso en el que el músculo ha sido sometido a una gran carga de trabajo, este se ve incapaz de retomar su estado natural de relajación por la fatiga acumulada.
- Residuales. Tras una lesión grave (una rotura de fibras, una fractura, un esguince, un fuerte traumatismo), la musculatura adyacente a la zona lesionada tiende a contraerse como mecanismo de protección. Esta contracción con fines protectores, hace que una vez subsanada la lesión principal, esa musculatura contigua quede contracturada. Es lo que se denominaría contractura residual.
Tratamientos y prevenciones de las contracturas más fecuentes
El primer paso en la prevención es la adopción de buenas posturas, ya que el 90 por ciento de las contracturas se deben a malos hábitos mantenidos en el tiempo. Las personas que permanecen sentadas o paradas mucho tiempo, de entre 8 a más horas por trabajo, se les recomienda realizar estiramientos cada hora para prevenir las contracturas sobre todo la de las zonas del cuerpo que más usan.
En cuanto a la práctica deportiva, “Siempre hay que realizar un adecuado calentamiento y una completa vuelta a la calma, dando estiramiento y reposo a los músculos empleados en la misma”.
El mejor tratamiento se basa en la prevención. “Pero si ya ha generado dolor, es porque todos los mecanismos de prevención del cuerpo han fallado y se activa el sistema de alerta”.